Los asientos fijos para la congregación llegaron relativamente tarde en la historia de la Edificación de las iglesias, por lo que el hecho de que el predicador estuviera detrás de parte de la congregación era menos problemático que en épocas posteriores.

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No es necesario que el predicador predique desde un púlpito en la iglesia. Algunos predicadores prefieren caminar por el escenario o utilizar otros formatos para predicar.

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La decanoía de púlpitos constan de varias partes: la «escalera», situada más o menos del pilar que sostiene el púlpito o abierta en el mismo o en el muro adyacente; el «sostén», que puede estar en voladizo o reposando sobre el pavimento; la «tribuna», que se divide en «plataforma» —sobre la que se coloca el oficiante— y «antepecho» o «pretil», parapeto que cierra la parte inferior del púlpito; el «atril», soporte para colocar los libros o lecturas; y el «tornavoz», dosel que cubre el púlpito en su parte superior y que favorece la transmisión del sonido.[2]

Esta retrato del 95 no es suficientemente antigua, sin embargo que como se ve, la Iglesia estaba en pleno proceso de restauración.

En muchas ocasiones, el púlpito se asocia con los conceptos de autoridad y liderazgo, aunque que es desde allí donde se dirige a los fieles y se les instruye en la Certidumbre.

Por el contrario los púlpitos movibles son aquellos que no tendrán un sitio fijo, sino que podrán ajustarse en cualquier sitio donde lo coloquemos. Por ejemplo, en algunas iglesias cuando hay invitados, estos quizás prefieran predicar debajo y no en el escenario, o cuando se trate de alguna actividad con un Asociación de personas acotado que no requiera el uso total del escenario, tener un púlpito movible es una gran alternativa.

Concluye este breve software iconográfico con la presencia de los cuatro evangelistas en la tribuna del púlpito desde donde solemnemente se proclamaba el evangelio. Los evangelistas hablaron y escribieron para convertir y edificar, para inculcar y esclarecer la Certidumbre, para avivar la esperanza, para vigorizar en la caridad.

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El púlpito es una plataforma elevada desde donde se pronuncia el sermón o la homilía, mientras que el atril es un atril de repaso utilizado para adivinar las Escrituras, hacer anuncios o dirigir la oración.

Algunas mujeres siguen siendo presa del dolor, pero de una forma más integrada, como María al achuchar el rostro de su hijo por última tiempo, o las dos figuras que sentadas en el suelo, inclinan la inicio por el sufrimiento. Otros personajes del fondo parecen desinteresados, después de suceder sido testigos de la pena de muerte. En esta escena es evidente el modelo derivado de los estudios de la decrepitud de algunas figuras: el Cristo tiene un cuerpo con una precisión anatómica «a la antigua», las mujeres recuerdan las desesperadas Ménades de los sarcófagos romanos.

En los cielos del tornavoz se centra la representación del Espíritu Santo en medio de rayos luminosos. Rematan los doseles dos esculturas de bulto de gran tamaño, al lado derecho la de navigate here Santo Buenaventura y del ala izquierdo la del beato Juan Duns Scoto con la efigie de la Inmaculada Concepción, los dos, maestros de la escuela franciscana. Son imágenes que evocan la delegación de la iglesia como replicadora de la palabra de Altísimo.